8/2/12

Anclados

Llega sin invitación la madrugada
y con el alba,
como surgiendo de la nada,
aparece tu silueta
de sed ataviada,
tiene la exacta medida de mis manos,
tu erótico perfume
mezcla del brillo
en tu piel jadeante y sudada.

Son las primeras luces tu mirada
y empeñando la sensatez,
desnudas los miedos que te atan,
tus ondulantes caminos toman forma
y en llameante humarada,
desesperada,
arropa tu cadera mi morada.

Ancladas las cinturas,
humedeces con impulsos tu fragancia,
despedazas mi espalda con tus uñas
escapando a las últimas composturas.

Envueltos por los sabores del instinto,
exhalas palabras
en suspiros ahogados por agónico brío,
-deja que nos censure la Luna-
-quitémosle su semblante aprobatorio-
¡y vistamos de lujuria este recinto!

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