1/12/09

Pérfida...


A mi lado llegaste,
y mucho trabajo costaste,
tenerte no fue fácil,
de eso te encargaste.

Tantas voces en mi oído,
ten cuidado me dijeron,
es mujer muy veleidosa,
en su haber, a nadie ha querido.

El amor es como un capricho,
no se pierde hasta cumplirse,
no cejé hasta obtenerte,
mi deseo sé a cumplido.

La edad no importa me dijiste,
me gustan los hombres maduros,
en el amor y en el dinero,
son centrados y seguros.

Interesada y veleidosa,
y vaya que me lo hiciste sentir,
interminables tus demandas,
mi chequera empezó a sufrir.

Al pasar del tiempo,
nada cumpliste,
ni hijos, ni amor, ni sexo,
solo gastar pudiste.

Cuantas veces por las noches,
que por tenerte te inventé,
imaginando tu perfume,
que en mi sueño elaboré.

Ya nada te importaba,
solo deseabas a tu manera vivir,
ni siquiera las apariencias,
te interesaba cubrir.

¿Y que sientes?


Que sientes,
ahora que casi estoy muerto,
cuantas veces lo deseaste,
infinitas veces lo pediste.

Que sientes,
cuando postrado me ves,
alicaído y enfermo,
derrotado a la vez.

Es la vida que se acaba,
y cuantas veces lo quisiste,
hoy por fin,
tu deseo a punto de cumplirse.

Este Hombre,
que hasta hoy esperó
y a los besos prometidos,
esos que jamás llegaron,
por no ser correspondidos.

La ineludible muerte que se acerca,
solo acrecenta mi sed por ti,
en esta soledad desértica,
gran final está cerca.

Pero aún tengo una fuerza,
una venganza pueril,
ni de esta casa ya soy dueño,
y con las tarjetas hasta el cuello,
las cuentas que te dejo son mi sueño,
esto sí, que suena bello.

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